¡El Cuasimodo más Grande de Chile se vivió en Colina!

Una vez más el Cuasimodo más grande de Chile se vivió en Colina este domingo 8 de abril. Más de 2.500 jinetes, acompañados por miles de hombres, mujeres y niños, siguieron en las calles de la comuna a una de las celebraciones religiosas más masivas del país, que en su primera fecha recorre buena parte de la zona central y urbana de la comuna, con una duración de casi diez horas.
Este 2018, el Cuasimodo de Colina contó con la presencia del recientemente nombrado Seremi de Agricultura de la Región Metropolitana, José Pedro Guilisasti. El representante del gobierno central acompañó a los cuasimodistas y al alcalde Mario Olavarría Rodríguez durante todo el recorrido, que comenzó a las 7 de la mañana y culminó con una masiva misa en la explanada de la carretera San Martín a las 5 de la tarde, en la entrada sur de la ciudad misma.
“Participamos en seis liturgias en el largo recorrido e hicimos muchas visitas a hogares en distintos barrios, en Colina y en Esmeralda. Pero más allá de los números, la fiesta de Cuasimodo es parte del patrimonio de nuestra comuna y representa la pureza de las almas de los enfermos que no pueden recibir la eucaristía el Domingo de Resurrección y que por ello son visitados en sus casas, tal como ocurre desde hace más de 400 años”, señaló el alcalde Mario Olavarría, visiblemente emocionado al término de la misa de campaña.
La imagen de la misa rememora a tiempos de la Independencia, pues los participantes no utilizan ningún tipo de transporte mecánico (bicicletas o vehículos de motor), sino que se mueven íntegramente a caballo. Además, todos visten, junto con la el atuendo de huaso, una capa corta con motivos católicos llamada esclavina y reemplazan la tradicional chupalla por un pañuelo, en respeto por Cristo sacramentado.
Cabe destacar que la celebración de Cuasimodo no se remite a un único día, que este año se celebró el 8 de abril: luego del primer domingo tras Semana Santa que da comienzo a esta tradición centenaria, se llevan a cabo recorridos de esta naturaleza en las localidades de Las Canteras y Chacabuco, cada una con su particular belleza.
Colina conjugó así, un año más, las tradiciones campesinas con el fervor religioso, para llevar consuelo, esperanza y bendiciones a los enfermos, cumpliendo así con el mandato de la Iglesia Católica a sus fieles de comulgar al menos una vez al año. Y como en ocasiones anteriores, miles de jinetes acompañaron a los sacerdotes que portaron el sacramento de la Eucaristía a quienes más lo necesitaban.