El escultor que busca el alma iluminada dentro de una cruz
El licenciado de Bellas Artes con mención en escultura de la Universidad Arcis, con estudios de pos grado en la Kunstakademie de Düsseldorf, Alemania, desarrollando proyectos bajo la tutoria de Daniel Buren, Magdalena Jetelovà y Rita Mc Bride, se inclina notoriamente por estos volúmenes.
De hecho, en la comuna de Colina ya está su marca hace rato, pues Salineros (16 de octubre de 1996), se adjudicó e inauguró el año pasado el proyecto de escultura homenaje al Cuasimodo, con una propuesta que involucraba el uso de adoquines de Las Canteras, simbología del cuasimodo y por supuesto, su propio arte.
Reconocido en cuatro ocasiones con proyectos Fondart, ganador dos veces de la beca Amigos del Arte, galardonado entre otros premios con el Altazor 2003 y muchos más, nos cuenta la historia de su nueva creación.
“Primero me invitaron a visitar el lugar porque efectivamente estaban en esa lógica de recuperar los hitos históricos. Aquí había una cruz de madera muy chiquitita. Y ahí surgió la idea de hacer esta gran cruz que hoy nos convoca… Esto va mucho más allá del cristianismo, porque me parece que un lugar como este no sólo es referencia, sino peregrinaje y encuentro, y estoy feliz de que se transforme en convocatoria”, explica.
Y es que trabajar con una cruz no es para nada simple. Por muy artista que seas no es una imagen que puedas doblar, torcer o cambiar sus proporciones. “Entonces lo que cruzó el desarrollo del proyecto fue que tuviera una envergadura interesante para que se pueda ver, y luego buscamos darle de alguna manera una especie de relectura al símbolo a partir de su superficie, su piel y su luz interior”, agrega el artista.
Salineros nos muestra las perforaciones que recorren toda la escultura desde la base hasta los brazos, donde se hacen más continuas. El ojo inexperto y de interpretación fácil diría que son para evitar que la cruz de 18 metros y una envergadura de 10 metros de ancho salga volando con los fuertes vientos.
Pero no… De hecho, los hoyos circulares hicieron mucho más compleja la memoria de cálculo porque el aire entra a la cruz y genera fuerzas muy potentes que desafiaron al ingeniero calculista.
Por cierto, la explicación del artista es bastante más sutil: “Mi idea fue que la luz interior salga por estas mini ventanas, dibujando en la parte de adentro esta especie de alma, al pasar de algo más denso a una luz más etérea mientras uno va subiendo la mirada”.
¿Qué inspira su obra en general y ésta en particular?
Es difícil decirlo en concreto. Uno siempre anda buscando la manera de interpretar el mundo que nos rodea desde la propia mirada. Es como intentar deconstruir ciertos modelos para entender el mundo, la naturaleza, el paisaje, los objetos. En suma, entender y también explicar la vida que nos desafía. Tal como esta cruz.